Signos Bifrontes

Dice Rama, Las ciudades despliegan suntuosamente un lenguaje mediante dos redes diferentes y superpuestas: la física que el visitante común recorre hasta perderse en su multiplicidad y fragmentación, y la simbólica que la ordena y la interpreta, aunque solo para aquellos espíritus afines capaces de leer como significaciones los que no son nada más que significantes sensibles para los demás, y merced a esa lectura reconstruir su orden. Hay un laberinto de las calles y un laberinto de los signos. En ambos sentidos la ciudad desarrolla -y reproduce- una gramática: "toda ciudad puede parecernos un discurso que articula plurales signos-bifrontes de acuerdo a leyes que evocan las gramaticales".



(Ángel Rama, La Ciudad Letrada, Ed. Siglo XXI, 2003)

lunes, 2 de julio de 2012

Cultura latinoamericana



De esta manera se perfeccionó la obra,
cuando la ejecutaron después de pensar
y meditar sobre su feliz terminación.
Popol Vuh

Vittorio Valletta Airaldi

Los procesos de aculturación son muy antiguos en las sociedades humanas, América Latina es protagonista de este acontecimiento en su conquista. Los españoles impusieron en su afán de descubridores: la religión, el idioma, la educación y el mestizaje. Este desencuentro de dos mundos  comenzó a irrumpir con la “leyenda negra”[1]  en contra de lo español. Para entender este encuentro cultural es necesario preguntarse entonces ¿Qué es transculturación?  Es un mecanismo mediante el cual ocurre una transmisión de hábitos o costumbres de una cultura a otra. En este transcurso existe un contacto entre personas de distintas culturas, en el cual ambas personas empiezan a compartir su cultura; pero durante este paso existe una cultura predominante. Esta cultura predominante es la que influye en la otra y de la cual, poco a poco, se adoptan más rasgos culturales, mientras la otra cada vez pierde más su propia identidad.
El crítico cultural uruguayo Ángel Rama en su libro Transculturación narrativa en América Latina, escrito en 1982, plantea que la cultura latinoamericana del presente posee una energía transformadora, un dinamismo reelaborador que opera sobre dos matrices culturales: la tradición heredada del pasado de la propia cultura latinoamericana, y las aportaciones modernizadoras de la cultura universal.
El estudioso aplica creativamente las consideraciones del etnólogo  Fernando Ortiz, el teorizador buscó el apoyo de la antropología de ese momento, así se enteró que, Bronislaw Malinowski principal propulsor de la Escuela Inglesa o Funcionalista había utilizado el término aculturation para referirse a estos fenómenosEl funcionalismo, subraya la interconexión orgánica de todas las partes de una cultura poniendo en primer plano la idea de totalidad. Esta teoría es una explicación de los hechos antropológicos en todos los niveles de desarrollo de acuerdo al papel que juegan dentro del sistema total de la cultura, por el modo en que están interrelacionados en el interior del sistema y por la forma en que ese sistema se vincula al medio físico.


El teórico Ángel Rama toma como ejemplo a los que él denomina regionalistas plásticos[2]  verdaderos artífices de un logro antropológico y estético sin precedentes, como José María Arguedas. Una de las figuras claves entre quienes han tratado, en el siglo XX, de incorporar la cultura indígena a la gran corriente de la literatura peruana escrita en español desde sus centros urbanos.
 El trabajo de Rama se centra, en Arguedas al considerarlo como máximo representante de la transculturación narrativa, La intencionalidad de este etnógrafo es la de revelar la grandeza de un universo, que está siendo amenazado y que no se conoce, por el  mismo hecho de carecer de una palabra escrita que pueda ser interpretada.
Interpretar los signos del mundo indígena, no es solamente transportar al castellano, los códigos que componen la cultura quechua, es lograr la articulación de los signos culturales del indígena a los del mundo del blanco. Es mezclar los elementos de ambas culturas para lograr un efecto; es trasponer con la palabra un universo real en un universo estético.
Otros autores hispanos como Juan Rulfo, Augusto Roa Bastos, Gabriel García Márquez o Joao Guimarães Rosa, quienes en mayor o menor grado revitalizan en sus narrativas la cultura interior de sus respectivas regiones, frente a la transculturación cosmopolita de autores como Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.
Para concluir está reflexión quiero presentar una figura emblemática del cubano José Martí Pérez[3]  propuso un concepto diferente de lo propio señalando lo siguiente: el orgullo de ser lo que somos; consiste en la originalidad y autenticidad como valor, según lo cual no tenemos por qué seguir los modelos extranjeros —ni siquiera en la forma de gobernar—, sino crear  modelos nuevos, más “reales” e, incluso, crear un vino de plátanos si fuera el caso.






[1]  El diccionario de la Real Academia Española define leyenda negra como «opinión contra lo español difundida a partir del siglo XVI» y como «opinión desfavorable y generalizada sobre alguien o algo, generalmente infundada. Los primeros aportes en contra de lo español, han sido registrados por Fray Bartolomé de las Casa en el libro “Brevísima relación de las indias”
[2] Movimiento cultural de amplio espectro, que afectó tanto a la literatura como a las artes plásticas, iniciado en Brasil en la década de 1920.
[3]Nace en la Habana, Cuba, 28 de enero de 1853 – Dos Ríos, Cuba, muere el 19 de mayo de 1895 fue un político republicano democrático, pensador, periodista, filósofo y poeta cubano de origen español , creador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra del 95 o Guerra Necesaria. Perteneció al movimiento literario del modernismo.

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