Signos Bifrontes

Dice Rama, Las ciudades despliegan suntuosamente un lenguaje mediante dos redes diferentes y superpuestas: la física que el visitante común recorre hasta perderse en su multiplicidad y fragmentación, y la simbólica que la ordena y la interpreta, aunque solo para aquellos espíritus afines capaces de leer como significaciones los que no son nada más que significantes sensibles para los demás, y merced a esa lectura reconstruir su orden. Hay un laberinto de las calles y un laberinto de los signos. En ambos sentidos la ciudad desarrolla -y reproduce- una gramática: "toda ciudad puede parecernos un discurso que articula plurales signos-bifrontes de acuerdo a leyes que evocan las gramaticales".



(Ángel Rama, La Ciudad Letrada, Ed. Siglo XXI, 2003)

lunes, 2 de julio de 2012

Deseo, excesos y locura


Jeannette Rivera

El deseo , función central de toda experiencia humana que complementa a los excesos, excesos que enloquecen, que invaden lo más profundo del alma, los deseos ocultos  que llevamos cada uno en nuestro interior, que aparecen o reaparecen en la más absoluta soledad y muchas veces siendo testigo solamente cuatro paredes y un yo. Seguramente con los  mínimos pero grandes excesos , excesos que carecen de importancia y que poco a poco nos someten a la locura total, locura en nuestro interior que solo percibe nuestro ser, nuestro subconsciente. Esta locura que nos deforma  y nos llena de nuevas apariencias  que nos hace subir a la cima de nuestros grandes anhelos   y que por solo unos minutos nos hace feliz.
Nuestro ser consciente, que inconscientemente se eleva a los deseos, deseos que si se salen de su eje dan pie a los excesos, excesos que llevan  a la locura  del inconsciente. Nuestro inconsciente, la estructura primitiva del ser humano que solo se deja ver a través de la soledad y como testigo solo  cuatro paredes y yo.

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