Jeannette Rivera
Septiembre, mes
de conmemoración a las fiestas patrias,
mes en el cual nuestro país se inunda en festejos de norte a sur, olvidando
casi por completo el horrible episodio que nuestro querido Chile protagonizó. Un
país que fue testigo de las más terribles violaciones a los derechos humanos,
protagonizada por una dictadura
militar donde se efectuaron
múltiples torturas y asesinatos a
personas inocentes. ¿Hasta dónde llega el poder político?, donde su único fin
es el bienestar personal por conveniencia, personas asesinadas injustamente por
tener un pensamiento diferente no
aceptada por un ser superior donde la democracia no era su fin.
Muchos han
callado por el único y simple hecho, el miedo. La memoria de un país es fundamental para la
construcción de nuestra propia identidad
y de ella depende además nuestro futuro. Chile fue un país marcado por
la deshumanización y la división con nuestros pares donde nuevamente se deja
ver como el poder político tiene mucho más valor que una
vida. El dar a conocer el penoso y triste momento en el que
involuntariamente mucha gente fue sometida, el contar la historia es uno de los
primeros pasos que se debe dar para poner fin a la tiranía con la que se llega
a través del poder.
Las
violaciones de los derechos humanos son un
tema aún no resuelto, en los cuales muchos países son las víctimas donde
el único, nuevamente protagonista es el poder donde la democracia no es
respetada o tal vez nunca ha existido.
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