Signos Bifrontes

Dice Rama, Las ciudades despliegan suntuosamente un lenguaje mediante dos redes diferentes y superpuestas: la física que el visitante común recorre hasta perderse en su multiplicidad y fragmentación, y la simbólica que la ordena y la interpreta, aunque solo para aquellos espíritus afines capaces de leer como significaciones los que no son nada más que significantes sensibles para los demás, y merced a esa lectura reconstruir su orden. Hay un laberinto de las calles y un laberinto de los signos. En ambos sentidos la ciudad desarrolla -y reproduce- una gramática: "toda ciudad puede parecernos un discurso que articula plurales signos-bifrontes de acuerdo a leyes que evocan las gramaticales".



(Ángel Rama, La Ciudad Letrada, Ed. Siglo XXI, 2003)

viernes, 13 de julio de 2012

Ese día


Jannis Navarro

Veo siempre a las personas correr por todos lados, muchos de ellos pasan alrededor mío sin percatar mi presencia soy uno más, a veces me hacen algún gesto y yo me muevo de agradecimiento, pero la mayoría del tiempo siento que por mi condición no soy tomado en cuenta, sin embargo, ese día todos andábamos un poco más temerosos y apurados de lo usual…
Me levanté como siempre cerca de aquel cobertizo que me alberga por la noches y decidí ir a buscar mi desayuno, vi al señor del palacio en el balcón contemplando con cara pensativa lo que estaba ocurriendo, además habían (más de lo normal) hombres vestidos de verde, con armas en la manos y una especie de tortuga gigante delante de ese gran edificio, escuché desde la radio del almacén de Don Julio, que un hombre decía que una tal junta militar de gobierno sacaría al señor que estaba dentro del palacio y tomaría el control del país. Don julio cerró en un dos por tres el almacén gritando que quedaría la grande, dejándome a mí solo con mi pan a medio terminar.
Seguí caminado hacia el palacio, quería saber qué es lo que ocurría, estaban junto a mí personas que miraban de forma expectante y hablaban entre ellos y decían que no permitirían que pasara eso y le recordaban a sus madres a los hombres de verde que estaban al frente. De repente me llegó una pelota corrí para jugar con ella, pero apenas la toqué salió un humo que me seco toda la garganta y me hiso llorar, corrí lo más lejos posible de esa cosa, cuando logré por fin mirar, las personas que estaban a mi lado, los de verde ya los tenían en el suelo boca abajo apuntándolos con las armas. Mientras observaba la escena escuche unos pájaros gigantes que andaban volando arriba del palacio y de la nada grandes estallidos retumbaron en mis oídos, el edificio se desmoronaba ante mis ojos y yo no podía creerlo, las llamas consumían todo a su paso, mientras llegaban más tortugas gigantes con hombres arriba apuntando a todo lo que impidiera su paso.
Días más tarde 4 señores asumieron el poder, y así fue durante varios años, yo tenía confusión tremenda, algunas personas muy contentas estaban celebrando y abrazándose, diciendo que por fin se había logrado la paz y que el país ya no estaba en manos de un tal marxista, pero a su vez habían personas que lloraban y decían que sus familiares estaban perdidos, lo que yo no podía comprender porque yo siempre cuando me pierdo luego vuelvo ya que marco mi territorio y lo conozco muy bien. Siempre se me viene a la mente ese día que me paralizó, decidí correr, corrí tanto que llegué a un lugar en donde nunca había estado, me sentí solo y perdido, me detuve en una plaza a tomar un  descanso bajo un árbol, cuando se acercó un niño medio perturbado, me hizo un gesto para que me acercara y me dijo que le gustaría ser como yo, empezó a decirme que hace un par de días un señor de los de verde le había dado pedazo de pan, no quería aceptarlo, pero justo estaba con otro niño que le dijo que ellos eran buenas personas y que querían el bienestar del país, que si ofrecían su comida había que aceptarla, él se lo comió con muchas ganas ya que tenía hambre, estaba en eso cuando un joven empezó a gritarle que dejaran de torturar a los inocentes a lo que el de verde, tomo su arma y le disparó dándole muerte inmediatamente, me decía también que estaba confundido, porque estaba feliz por aquel que le había dado de comer y a la vez triste por su accionar, que no sabía que pensar y que prefería estar junto a su madre, la cual se fue al extranjero por un viaje de negocios pero que después por casualidad había escuchado que la habían exiliado del país por ser de mente distinta o algo así.
Cundo supe eso yo ya no sabía que pensar, caminaba por las calles y notaba esa agonía del niño, y solo pude llegar a una conclusión que por esos días, solo por esos días no quise ser humano… Guau- Guau.

jueves, 12 de julio de 2012

El pájaro del demonio


Francisca Peña

…Inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”…
Edgar Allan Poe
Edgar Allan Poe nació en Estados unidos, inició su carrera literaria con un libro de poemas llamado Tamerlane and other poems (Tamerlan y otros poemas), contrajo matrimonio con su prima Virginia Clemm, la que murió de tuberculosis. Su gran sueño era editar su propio periódico al que llamaría The Stylus, lo que nunca se concretó. Solo escribió cincuenta poemas reunidos en cuatro libros de poesía. Pero no nos centraremos en analizar la vida de este poeta maldito, sino que veremos desde otra perspectiva su obra más famosa  El Cuervo, es la prosa más famosa del autor, publicada el 29 de enero de 1845 en un periódico de New York, el Evening Mirror; en este trabaja la melancolía y el deseo de recordar ha su amada Leonora, el narrador se hunde en la lectura tratando de olvidar la perdida que a sufrido, pero solo se deja abatir por la locura y  por la devoción que existe hacia su amada. La descripción que nos da de la situación que vive el narrador es tan exacta que hace que nos creemos una visión de lo que se está leyendo.
La imagen del cuervo es la más potente en el poema, es un ser oscuro, lúgubre y que actúa como mensajero del más allá que solo pronuncia, ante las preguntas del narrador, la frase Never more,[1] utilizándolo como recordatorio de que jamás volverá a ver a su Leonora. No solo le muestra la ausencia, también le hace ver la sabiduría que posee al posarse sobre el dintel de la puerta, donde se encontraba un busto de Palas[2], allí ayudado por una lámpara reflejaba su sombra en el suelo de la habitación desde donde imponía toda su majestuosidad.
En la mitología griega Odín[3] también posee dos cuervos a los que llevaba en sus hombros cuando iba a pelear en las guerras, llamados Hugin y Munin (pensamiento y memoria respectivamente), eran utilizados por el Dios para recorrer el mundo y recopilar información, al regresar se posaban sobre sus hombros y le decían a sus oídos todo lo que habían visto. Pero no es solo Odín u otros escritores, también aparece en la Biblia en el momento cuando Noé no envía primero a una paloma sino que a un cuervo de plumas blancas para ver si el diluvio había terminado, pero este no volvió por lo que se le castigó cambiándole las plumas a color negro y haciéndolo carroñero por el resto de su vida.[4] 
Existen muchas historias relacionadas con el cuervo, en uno de los mitos del Rey Arturo, que se originó a mediados del siglo XI, cuentan que él no murió sino que mágicamente se transformó en un cuervo grande e imponente, dicen que si en algún momento los cuervos que se encuentran posados en la torre de Londres se fueran el Imperio Británico desaparecería debido a la ausencia de sus guardianes. Un popular creador de comics creo una historia llamada “The Crow”[5], James creó a este personaje para soportar la pérdida de su mujer, aquí se ve reflejado como algunas personas ven al cuervo como un guía para  llegar al otro mundo.
Ortega y Gasset en su libro Estudios sobre el amor[6], nos dice que el amor es algo fecundo capaz de crear nuevos sentimientos en el sujeto, tales como deseo, odio, obsesión y otros, que hacen que el sujeto actué de manera distinta a la habitual; como es el caso de nuestro estudiante en la historia de Poe. La pérdida de su amada le ha creado un odio hacia su entorno haciéndolo que se sumerja en el único recuerdo que le queda de su amada, “su pintura” colgada en la pared. Sólo vive del recuerdo de ella, pero siempre habrá algo que nos haga recordar que esa persona ya no está con nosotros, en este caso sería el cuervo, quien con su “nevermore”, respuesta a cada pregunta del estudiante, la que le recuerda que Leonor jamás volverá. Nuestro protagonista es incapaz de separar el amor del deseo, ¿A qué me refiero con esto? A que, como dice Ortega y Gasset es el deseo quien le da forma a la obsesión, obsesión por retener el recuerdo de alguien que ya ha partido.
Pero para qué centrarnos en otros textos cuando el mismo autor de “El Cuervo”, nos deja explicitado como fue que comenzó a escribir esta prosa[7], dejando de lado todas  las teorías, como por ejemplo de que este cuento se referiría a un hombre que se convirtió en  cuervo por un pacto con el diablo. Y así existen muchas más con respecto a este poema.
Poe considera la belleza como parte importante en un poema, ya que es esta la que les entrega a los autores gran parte de la inspiración. Con esta aclaración Poe piensa que el mayor sentimiento que posee un ser humano es el de la tristeza, por lo que decide combinar estas dos cosas en un poema creado con estribillos. ¿Por qué con estribillos? Porque es el estribillo el que causa un efecto mayor en el lector debido a su sonoridad repetida. Fue aquí cuando comienza con la búsqueda de una palabra que causara tal efecto, esa palabra debía llamar la atención del lector y causar un efecto de incertidumbre, lo que lo llevaron a la letra larga o (vocal más sonora) y la r (consonante más vigorosa), con esto llego a la conclusión de que aquella unidad léxica se encontraría en nevermore, siendo la primera palabra que se le vino a la mente.
Continuando en la búsqueda de quienes serían sus protagonistas, toma la decisión de que quién diría esta palabra sería un ave con la capacidad de hablar, por lo que se le ocurrió que sería un loro, pero este no podía ser un loro, ya que la prosa hablaba de melancolía, fue entonces cuando pensó en un cuervo ¡El pájaro del demonio!
Ya tenía el personaje más importante de la prosa, pero faltaba el amor. El amor más fuerte que existe, sin duda, es el de un amado por la perdida de su amada. Fue así como comenzó a crear la maravillosa historia, del hombre desesperado por la pérdida de su eterno amor, con la imagen del cuervo quien le recordaría por el resto de su vida la ausencia de su Leonor. Poe decide comenzar su prosa comenzando por el final y terminando con el inicio, diciendo que cada obra de arte que existe o que se esta creando deberían iniciarse así.
La creación de esta prosa trae un trabajo esforzado y complicado, pero en esto esta la belleza y la originalidad. Baudelaire sintió una gran admiración por la obra de Poe, con sus traducciones ayudó a que muchas de sus prosas se dieran a conocer en Europa y en América latina es consagrado por Rubén Darío, quien le dedica un artículo en La Nación de Buenos Aires.  
Concluyo con que un escritor pasa por varias etapas para llegar a finalizar su creación, analiza cada palabra y cada paso a seguir, su obra es realizada meticulosamente. Por lo general los grandes literatos escriben pocas obras, pero estas aunque escasas son maravillosas y marcan al mundo literario para siempre.


[1] Este término en castellano significa “Nunca más”
[2] Dios nórdico de la sabiduría, hijo de Crío y Euribia. En otra versión Palas era una mujer, compañera de juegos de Atenea e hija del dios Tritón.
[3] Dios principal de la mitología nórdica, es el Dios de la sabiduría, la guerra y la muerte.
[4] Santa Biblia, Génesis, capitulo VIII. Editorial Codex, Santiago de Chile 1961.
[5] James O’Barr. Editorial Novaro de Colección, Madrid, 1989.
[6] José Ortega y Gasset, Estudios sobre el amor. Editorial EDAF, Buenos Aires, 1939.
[7] Edgar Allan Poe, Método de Composición, 1846. Disponible en http://gramatico.blogs.com/files/el-cuervo.-edgar-allan-poe-1.pdf

Existencia desnuda


Claudia Gómez

…cada uno de ellos no era más
que un número…[1]
Viktor Frankl


Un psiquiatra cae en un campo de concentración en Alemania: Auschwitz, en dónde mantiene una lucha espiritual, mental y física para sobrevivir en un ambiente totalmente hostil, violento y desagradable. Lugar en el cuál se realzaban y se le daba máxima importancia al empobrecimiento de los prisioneros, y no se trata de dejarlos sin bienes materiales, sino también por medio de la humillación y denigración al ser humano, mirados como “cerdos”.
El autor y protagonista del libro, da características y detalles de la vida de un recluso normal dentro del Auschwitz. Y el tema principal: Cómo una persona con nombre y apellido, con una familia, con un nivel de estudios profesionales y con un trabajo, pierde toda identidad sin reclamos, y pasa a tomar parte de una seguidilla de números. Ahora sus nombres, sus recuerdos, sus familias y sus vidas  pasan a ser un número frívolo, número que representa sometimiento, abuso, una sumatoria y un orden obligatorio.
La búsqueda de sentido dentro del libro esta de forma vertical, ya que es cruza todo el curso de la historia y además de representar la finalidad del protagonista dentro de la narración. El prisionero número 119.104 (protagonista y autor) desde un principio comienza a observar y a armar sus propias partes de  destrucción de personalidades, recuerdos y deseo, los cuales lo toma a manera de estudio y cómo patrón que se va repitiendo dentro del campo de concentración, luego toma estos caracteres y comienza a crear mecanismo de defensa y poder frente a lo adverso.
Un factor importante dentro de la vida de los recursos era la desolación, la soledad y ansiedad que sentían dentro de la comunidad que debían estar. Estos sentimientos están ligados con el hambre, entonces estos tuvieron que pasar por un momento de resignación y entrega a lo que se les venía, ya no tenían de otra. Es por ellos que tuvieron que adaptarse a ver todas las atrocidades que pasaban en Auschwitz, a tal punto que ya no sentían sensibilidad al ver muertes brutales y  golpes apresurando trabajando.
Jacques Bacan toma la parte del deseo en sus estudios. Deseo que se vea plasmado en la vida de los reclusos, ya que alimentaban innecesariamente el deseo que pronto llegaría el día de regreso a casa. Lacan nos explica que  “el deseo es el deseo del Otro”, por ende el deseo de una persona que es diariamente agredida física y psicológicamente, busca amor o algún contacto físico con alguien, y ese alguien difícilmente lo podían encontrar dentro del campo, ya que relaciones de amistad, compañerismo y amor, eran, por una parte, brutalmente castigadas, y por otra llegaba el punto que el prisionero endurezca su sentido común, moral, ético, humanidad, sensibilidad, pudor y asco frente a situaciones extremas, como sería el caso de ver a un compañero morir de tuberculosis y no sentir la mas mínima pena y tomar posesión de zapatos, abrigo y quizás comida del muerto, este proceso nace en el prisionero con la Indignación. El autor y protagonista del libro lo define en que la indignación puede surgir incluso en un prisionero aparentemente endurecido, indignación no causada por la crueldad o el dolor, sino por el insulto al que va unido[2]. Por ende lo que hacía un recluso normal era apegarse y aferrarse a los recuerdos más próximos que tuvieran con sus seres queridos y en el caso del protagonista el escudo de protección frente a esta indignación era “conversar con mi amada”. El deseo de volver a ver y sentir a su esposa era tan grande que podía traspasar y superar los días grises dentro de Auschwitz, que podía mantener una “relación” con ella y consolar además el deseo de su mujer, el deseo que el creía podía tener, el deseo que lo mantenía vivo y despierto.
Continuando con la idea del deseo de Lacan. El deseo, por su parte, se manifiesta en las “formaciones del inconsciente” (Freud), o sea: sueños, síntomas, equivocaciones (olvidos lapsus, actos fallidos), a veces transformados en logros (chistes).[3] Es decir que este deseo nacía de manera inconsciente y sin ser planeado, llegaba como barrera protectora que la misma cabeza de los prisioneros creaba para calmar el dolor y la angustia que vivían. Es así como descubren que dentro del campo de concentración también existía un grado de sentido del humor, mínimo, pero lo había. Humor que los hacia desconectarse de la realidad y reír dentro de la amargura que vivían. El humor es otra de las armas con que el alma lucha por supervivencia,[4] por ello entre ellos intentaban mantenerse con buenos ánimos durante el día, para poder alivianar la carga que significaba vivir dentro del campo de concentración. El autor es tajante con la idea que el humor, la alegría y las risas son entes importantísimos en la convivencia de un recluso dentro del campo, que afirma lo siguiente: el sufrimiento ocupa toda el alma y toda la conciencia del hombre tanto si el sufrimiento es mucho como si es poco. Por consiguiente el “tamaño” del sufrimiento humano es absolutamente relativo, de lo que se deduce que la cosa mínima puede originar las mayores alegrías. Es por esto que para ellos una muestra de solidaridad o caridad por mas pequeñas e insignificantes, eran agradecidas de sobre manera.
Así como los prisioneros pensaban y se aferraban a sus recuerdos irreales, también debían luchar con y enfrentar decisiones drásticas: escaparse o no del campo. Esta decisión dependía del coraje y de el poder que el prisionero tenía sobre si mismo, además ambas decisiones cambiarían un antes y un después de su existencia. Michel Foucault, por su parte, afirma que Hay que admitir que el poder y el saber se implican directamente el uno al otro; que no existe relación de poder sin constitución correlativa de un campo de saber, ni de saber que no suponga y constituya al mismo tiempo relaciones de poder. No es la actividad del sujeto de conocimiento lo que produciría un saber, útil o reacio al poder, sino que el poder-saber, los procesos y las luchas que lo atraviesan y que lo constituyen, son los que determinan las formas, así como los dominios posibles de conocimiento”.[5] Entonces para los reclusos de Auschwitz, más que un deseo, más que poder sobre las decisiones de sí mismos y de sobrevivencia, deben tener un grado de saber. Saber que solo los llevará a su real liberación, no liberación material, sino que liberación y elevación del espíritu libre.
Finalmente los reclusos que lograron salir del campo de concentración fueron en su mayoría hombres que lograron mantener y llegar al nivel de un espíritu libre, o los que se acomodaban con los guardias. El deseo y el poder van de la mano, son directamente proporcionales, ambos dan el paso al saber.

La armadura


Katherine Vidal

“Así como la planta engendra la flor, la psique crea sus símbolos”
Carl Jung, 1964

Quizás desde siempre nosotros como personas individuales con nuestras complejidades nos hemos basado en la construcción de nuestro ser en diferentes moldes o símbolos que se nos imponen indirectamente como correctos, en tiempos anteriores el arquetipo de héroe[1]  predominaba fuertemente abarcando incluso nuestra mente de una manera rápida ya que solo al mencionar la palabra héroe asociábamos cualidades como fuerte, valiente, de buen parecer o nobles, estos caballeros que iban de un lugar para otro salvando a muchas doncellas en peligro, es así como encontramos a caballeros como El ingenioso Don Quijote de la Mancha, Don Rodrigo Díaz de Vivar en El cantar del MIO CID, Amadís de Gaula, etc. caballeros fuertes y honorables como el que nos presenta Robert Fisher en su libro El Caballero de la armadura oxidada.
Fisher es un hombre que desde muy joven dedicó su vida a las comunicaciones pero de forma cómica e irónica, por esto su libro mencionado anteriormente no es la excepción aquí nos muestra un caballero honorable que mantenía y defendía las cualidades de ser bueno, generoso y amoroso. Aquel caballero pasaba su vida salvando doncellas y cuidando de su armadura en la cual queda atascado, por ello decide hacer un viaje para no perder a su esposa Julieta y a su hijo Cristóbal quienes le piden que deje su armadura o de lo contrario ellos se irán para siempre. Este hombre ante tal situación va en busca de Merlín quien es la única persona que al parecer puede ayudarle a liberarse de su armadura, ingresa al bosque y comienza su gran viaje y aventura donde aprende y descubre quien es realmente a través del sendero de la verdad donde existen tres castillos los cuales debe pasar para vencer su armadura, el primero es el Castillo del silencio, el siguiente el catillo del Conocimiento y por último el castillo de la Voluntad y Osadía, para pasar cada uno de ellos Merlín le había otorgado una llave dorada la cual abría las puertas; cada vez que pasaba al siguiente castillo la habitación se hacía más pequeña. Al final debe enfrentarse con el Dragón y lanzarse desde la cima si desea volver a ver a su hijo y esposa.
Esta historia que es de una lectura sencilla y bastante comprensible, nos recuerda algo tan importante como es el descubrimiento de nuestro YO, la búsqueda del saber quiénes somos en realidad, cuáles son nuestros límites y nuestras fortalezas, y nuestra personalidad, del como nos enfrentamos al mundo exterior e interior y que tan lleno de arquetipos nos encontramos nosotros mismos.
Desde pequeños hemos crecido con las historias de la nobleza las cuales se encuentran pasmadas en la edad media, historias que han sido propulsoras de muchos de nuestros juegos donde atribuíamos a los niños cualidades de héroes y a las niñas cualidades de doncellas como Julieta[2] , e imaginábamos que estábamos en algunos de esos castillos esperando que llegara aquel valiente caballero que nos salvara, pensábamos que esos caballeros se enamorarían de nosotros solo al vernos y viceversa, con aquel amor que nos muestran los libros y películas, ese amor cortes[3]  donde el varón siempre busca exaltar la belleza de su amada y por sobre todo sin interés de ganar nada a cambio más que el amor de ella. Todos estas palabras y conceptos de amor desinteresado han ido perdiendo validez a través del tiempo, porque nos encontramos con que las doncellas no son tan doncellas y no se encuentran tan atrapas en sus castillos, nos damos cuenta que los caballeros no son azules, sino que muestran una gama de colores o quizás a veces nos pasa como paso con el caballero que nos muestra Fisher, somos salvadas y no queremos serlo, este caballero salvaba a las doncellas aunque estas no quisieran solo porque él debía mantener su oficio y valores intactos para que el resto no dudara de sus cualidades, por esto también mantenía su armadura reluciente para demostrarlo, la pregunta es ¿qué es lo que estamos proyectando?, ¿qué es lo que queremos que el resto vea?, ¿Cuánto estamos dispuestos a dar por eso?. Nuestro caballero como nosotros quizás se mostraba al resto con una máscara tan fuerte que nada podía sacarlo de ella e incluso todo giraba en torno a ella, quizás la sociedad nos pone miles de casilleros y nosotros debemos elegir cuál de ellos nos representa mejor, con cuál de ellos vamos de mejor manera y nos enamoramos de esas máscaras que están llenas de estereotipos, nos miramos al espejo con ellas y nos parecen hermosas y nos pasa lo que le aconteció a Narciso el muchacho que se enamoró de su imagen al verse reflejado en el agua, que pasa si nos enamoramos de nuestra máscara, de esa máscara que no muestra lo que somos, lo que valemos sino más bien que cumple con lo establecido por la sociedad, aquella que nos limita.
Cristóbal era el hijo del caballero, un muchacho de rizos rubios del cual no se hace un detenida descripción, pero con solo mencionar esos dos aspectos podemos nosotros intervenir diciendo que era un muchacho inteligente y guapo, otra vez los moldes impuestos cobran vida para continuar con la ironía de atribuir rasgos a diversas personas que quizás no cumplen con esos prototipos de personalidad. Podemos continuar con su esposa Julieta un nombre muy usado y al señalarlo pensamos en que es una mujer hermosa, delicada, que se dedicaba a su familia, familia que se ve afectada por la armadura de su esposo, ¿qué pasa cuando ya las caretas aburren a tu entorno?, es ahí donde de debemos comenzar nuestro viaje y encontrarnos con Merlín aquel hombre que nos guiará o nos dará las pautas para ir al buscar nuestro YO.
Existen momentos en los cuales debemos realizar ese hermoso viaje de descubrir quienes somos para que nadie venga a atribuir lo que no nos pertenece, y para que nosotros mismos nos podamos escuchar y no cometamos los errores de nuestro caballero quien para no escuchar lo que su esposa decía baja la rejilla del yelmo y dejaba de escuchar, y cuando quería escucharse a él mismo iba al rescate de las damiselas, no dedicaba tiempo a su familia solo se dedicaba a satisfacer las necesidades de su ello[4], el Yo complacía y buscaba la forma de satisfacer y nada más, el superyó casi ni se distingue en esta situación por esto el caballero va en busca de aquel sendero de la verdad, sendero que llevará al caballero al conocimiento de su propio Yo, y no solamente el de su Ello. También el viaje que emprendamos en la búsqueda nos llevara a reencontrarnos con nosotros y nuestra conciencia, la cual se pierde muchas veces como le paso al el caballero quien vino a descubrir a Sam (su conciencia) en los castillos que debía conocer.
Mario Benedetti en su poema ¿Qué les queda a los jóvenes? En una parte nos dice:
“¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿Solo grafitti? ¿Rock? ¿Escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros
¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de rutina y ruina?[5]

Claramente podemos observar que lo que nos queda a nosotros las futuras y nuevas generaciones es ya vencer estos arquetipos que nos han moldeado por años, es presentarnos como somos, nuestra misma piel, sin mascaras, ni armaduras con sinceridad y honestidad,  debemos vencer a aquel dragón que es solo una ilusión de nuestros miedos y de ideales sociales, hoy somos como el caballero que vencerá su armadura escucharemos a nuestro Sam y venceremos nuestro dragón para luego en un futuro ser los nuevos Merlines que orienten a otros caballeros en la búsqueda de su verdad, pasando cada uno de los castillos el silencio para escucharnos, el conocimiento de nosotros para poder ser libres y tener la voluntad pasa hacer y la osadía para defender lo que somos; No somos los únicos que emprendemos viajes  en la búsqueda de un Yo mejor,  hay aves que también lo hacen como las águilas y quizás debemos alzar nuestra alas en la mejor ruta para traer el habla y la utopía al mundo que piensa que con máscaras se vive y disfruta mejor, lo cual es una completa falsedad y queda demostrado en la gran historia de nuestro caballero quien venció su armadura para volver  a encontrarse con lo que más amaba su familia, su gran tesoro la base de lo que somos, por eso debemos tener claro cuál es nuestra base, que piedras sostienen nuestro “yo”, porque se dice que a lo que más dedicamos tiempo es nuestro tesoro y en el tesoro esta el corazón.
Busquemos las utopías, dejemos  las máscaras y moldes, enamorémonos de lo que somos cada día al mirarnos al espejo, sin gendelman, sin doncellas, solo nosotros personas hermosas sin la necesidad de una armadura reluciente que sostiene un entono que no nos conoce, porque en los pequeños detalles se encuentran las grandes diferencias.


[1] Carl Jung, Teorías de la personalidad, Disponible en http://www.psicologia-online.com/ebooks/personalidad/jung.htm, Jueves 28 de julio de 2012.
[2]   Piénsese en la historia de  Romeo y Julieta  de William Shakespeare (1597).
[3]  Jorge Manrique, Amor Cortés. Disponible en  http://www.jorgemanrique.alinome.net/amorcortes.php, Lunes 02 de julio de 2012.
[4]Sigmund Freud, Teoría de la personalidad. Disponible en: http://www.psicologia-online.com/ebooks/personalidad/Freud.htm, jueves 28 de julio del 2012.
[5] Mario Benedetti, Poemas del alma, Disponible en: http://www.poemas-del-alma.com/mario-benedetti-que-les-queda-a-los-jovenes.htm, viernes 06 de julio 2012.

Sonó el despertador


Katherine Vidal     

 Sonó el despertador y así mismo el sonido de muchas personas en la calle defendiendo sus principios, ideas y derechos; hombres, mujeres y jóvenes, una sociedad dividida en dos, un país en la mirada de muchos, golpeado, atemorizado y amedrentado, en algunos sectores donde las preguntas eran el pan de cada día. La libertad era perseguida por la prisión que llevaba consigo un arma en las manos las cuales no dudaban en tirar del gatillo, por su bien propio o por gusto, mis pensamientos  e ideas fueron encasillados en el molde de alguien que se imponía con un traje, molde que fue establecido como correcto y que aprisionó a un lote de voces que gritaban por una mirada diferente, que no se escribió en los libros de historias, que no se enseñó en una sala de clases, más bien se pintó en las calles con el color de su sangre.
     Sonó el despertador  y así mismo un despertar diferente, diverso y confuso donde familias se desintegraban  y no precisamente para crear otra, sino por ideales, por el querer vivir un día más, pero para ello debían dejar todo lo que estaba en su tierra, tierra que al parecer en ese preciso instante les daba la espalda, tierra que se vistió de desolación, incertidumbre y en muchas ocasiones de desesperanza, tierra que fue golpeada por un montón de manos torcidas que no solo surgían desde la misma, sino también desde afuera contribuían para extirpar lo que para un solo traje no correspondía. Las horas comenzaron a ser controlas por el mono de traje que adopto al cronos con avisos de queda, donde se estipulaba un tiempo para todo e incluso el conseguir alimento, sin embargo hasta lo más básico se convirtió en algo complejo como el comprar, como el asistir a la escuela, como el ver a tu padre o madre en la tarde luego del trabajo, ya que no sabías si ellos volverían. La tierra estaba movediza y todo movimiento mal hecho te hundía en estadios, en prisiones, en ríos, etc., en cualquier lugar donde te hubiera pillado la mano con el arma, arma que violaba el derecho a respirar un día más.
      Sonó el despertador y comenzó un día nuevo donde las memorias son lo único que se llevarán para siempre en nuestra tierra que jamás dejó de luchar, y siempre hizo todo a su alcance para lograr que su voz fuese escuchada por más que la aprisionaran, donde siempre habitarán en las historias jamás contadas, en las salas de clases sin paredes que la fuercen a decir solo lo que el traje dejó en su sombra, sombra que habitará siempre en los recuerdos de nuestras calles, de nuestros espacios, de nuestras vidas afectando de algún modo a las generaciones que vienen.

miércoles, 4 de julio de 2012

La montaña derrumbada


Maira Jaramillo 

Creciendo vas mientras
pisas una vez más lo mismo
que ha pisado toda tu eterna
vida sin dudar no hay límite en
tu caminar tan vulgar tan corto
que corto caminar es
el tuyo el que das
ese mismo que
no quisiste
volver a
dar.

y todos
fueron los culpables
de la tormenta posada
en mi ventana aquella fría
noche de abril sin luces que
mirar ni un dedo que me tocara
suave y tú no fuiste capaz de decir,
el puñal se apretó y de tu mano salió
sangre negra y sin color, ni tono, ni
salmón y en tu boca el bozal
se corre con y sin tiempo
en el óleo derramado y
no está en tus
planes ni en
los del
río.



El
grito del
lobo que dice
fuerte y más claro
que un niño gritando sin
temor en la calle mojada de
memorias  y sin tus anhelos de un
final que solo dice que mierda es todo
y concluyes en que todo es exactamente la nada.

No hay fin sin un fin, de todas formas finalmente
si el fin te alcanza antes de finalizar no des la espalda si al fin el fin te alcanza
finalizando por el fin sin fin así el fin se transforma finalmente en un sin fin siendo fin igual pero si el fin no es fin, entonces ¿qué es el fin?, el fin está en
todas partes de las finalidades.

La pregunta,
la respuesta,
la respuesta después
de una pregunta,
una pregunta sin
respuesta,
la respuesta sin
que haya pregunta.
La iniciativa sin
que exista un inicio,
el inicio 
de
una
iniciativa.

Unidad pero no exageración


Jannis Navarro

Al escribir con metáforas se puede decir que solo la persona que escribió el texto es la que sabe realmente cuál es su significado y que es lo que quiere expresar, aunque, muchas veces el uso de esta figura literaria de modo ostentoso y sobrecargado puede parecer ridículo e innecesario. Por ejemplo al escribir un poema, si lo que se quiere es transmitir un buen mensaje, ideas, sentimientos, etc. y se cree de mala manera que el uso de metáfora es la única forma de escribir un buen poema, éste carecerá de sentido y lógica, aun cuando la composición poética es subjetiva, el escritor debe saber que su obra lo mínimo que debe poseer es sentido, el cual no siempre responde a los cánones impuestos por una buena gramática, sino que también pude ser libre, pero que siga una línea en cuanto a sus ideas.
Se podría decir lo mismo en cuanto a la intertextualidad, el uso excesivo de éste recurso puede provocar cosas positivas o negativas, es decir, si una persona culta que lee mucho y sabe de variados temas en cada uno de sus discursos e incluso en conversaciones cotidianas sacará sus conocimientos y basará sus dichos y pensamientos en aquellos pero ¿Qué pasa cuando la persona habla solo a partir de los conocimientos y no da su real punto de vista? Se podría decir que pierde un poco su identidad, sobre todo al momento de preguntarle qué opina frente a ciertos temas que escapan de su repertorio, puede que sus respuestas se remitan solo a un sí, no, no me parece o estoy de acuerdo, dejando de lado el fundamento, sin tratar de investigar más allá de lo planteado.
Es por eso que es necesario combinar los distintos conocimientos en cuanto a la metáfora y la intertextualidad, ambas son necesarias para construir un propio punto de vista, un propio juicio acerca de la realidad planteada o para ser un poco visionario de lo que vendrá, la personas deben aprender a dar sus puntos de vista, de manera concisa y precisa con buenos fundamentos y por sobre todo informados y si no se sabe del tema o simplemente no le interesa, intentar relacionarlo con lo que realmente le gusta y así poder dar opinión sobre variados temas.