Sebastian Acevedo
…Desperté al borde de
una cama, no sabía si era mía o de otra persona, pero estaba allí; quería mirar
por la ventana, pero esta habitación no tenía nada, nada más que una oscuridad total, un vacío, era nada,
era todo, era un universo completo, pero sin estrellas, quiero gritar y, gritar
desde el alma, pero mi voz no se oye, es consumida por el vacío, por la
oscuridad, por el silencio, por este universo, por estas estrellas que no
existen y pienso que tal vez no debería romper aquel silencio con un grito
desesperado y no sé porque solo en mi
mente escucho mi voz…Pasan horas y ni una luz que ilumine este universo, cierro
los ojos con la máxima fuerza y logro ver luces, estrellas, lunas, lunares,
constelaciones, mares, ríos, risas, donde me pierdo, los abro y estoy en un campo donde el pasto verde
llega hasta mi abdomen, hay árboles, sombras, ruidos, coches, sonidos de claxon
que particularmente definen una ciudad, pero no está, no está ese silencio, ese
horizonte negro, ese universo, esas estrellas, no están tus lunas y ahora
pienso que era mejor la oscuridad, ya que allí podía escuchar mi pensamiento,
podía imaginar tu rostro, podía escuchar tu silencio, podía ver tus estrellas y
quizás, si quizás contemplar tus
lunares… Despierto viviendo un sueño, que solo es un sueño y como tal esta vida
será un largo sueño, aunque que el momento real del despertar será cuando veamos
la última luz de este túnel, donde por fin abro los ojos y despierto.
“que toda la vida es un
sueño y los sueños, sueños son” (Calderón de la barca-la vida es un sueño.)
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