Jannis Navarro
En 1° y 2° medio me tocó con
la profesora, no recuerdo como se llamaba, solo tengo ese sobrenombre que la
caracterizaba y que era una forma nombrarla entre todo los cursos, le decíamos
Olivia en alusión a la novia de Popeye, por su figura delgada y cabello corto,
siempre se me viene a la mente cuando bajaba por las escaleras, con un libro en
las manos y hablando sola, murmuraba y miraba para todos lados, era muy extraño
y nos causaba a mis compañeros y a mi muchísima risa y a la vez culpa, ya que
sabíamos que con nuestro comportamiento agravábamos su locura. En 3° medio y de
éste sí que no recuerdo el nombre, era el profesor de nacionalidad dudosa,
nadie sabía de donde venía, pero por su aspecto sacábamos conclusiones ya que
tenía rasgos peruano, ecuatoriano, boliviano pero tenía un acento medio
colombiano, en fin todo un misterio, de
él no puedo rescatar nada de conocimiento solo buenos momentos de distracción
ya que como buen profe de lenguaje nos hablaba y hablaba de cualquier tema que
lo distraía de la clase y los contenidos que tenía que pasar. Ya en mi último
año nos tocó el profesor recién llegado, mi curso de cariño le decía el Profe
Panchito, de la materia en sí, sobre el lenguaje y la comunicación, aprendí
algunas cosas solamente ya que la mayoría de las clases conversábamos con él,
quizás nos tomaba como un curso para su distracción y anti estrés para
relajarse de su rutina diaria, quien sabe, en conclusión buen referente de
profesores de lenguaje no tengo, pero si puedo rescatar cosas que no me
gustaría hacer en mis clases y además buenos recuerdos de mi etapa escolar.
Aquellos pedagogos.
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