Signos Bifrontes

Dice Rama, Las ciudades despliegan suntuosamente un lenguaje mediante dos redes diferentes y superpuestas: la física que el visitante común recorre hasta perderse en su multiplicidad y fragmentación, y la simbólica que la ordena y la interpreta, aunque solo para aquellos espíritus afines capaces de leer como significaciones los que no son nada más que significantes sensibles para los demás, y merced a esa lectura reconstruir su orden. Hay un laberinto de las calles y un laberinto de los signos. En ambos sentidos la ciudad desarrolla -y reproduce- una gramática: "toda ciudad puede parecernos un discurso que articula plurales signos-bifrontes de acuerdo a leyes que evocan las gramaticales".



(Ángel Rama, La Ciudad Letrada, Ed. Siglo XXI, 2003)

martes, 8 de mayo de 2012

Inocencia robada


Jannis Navarro

Cuántas veces hemos escuchado un ¡No!  Que corta una acción, ese que deja el cuerpo paralizado y toda intención de hacer algo queda completamente desertado ¿Qué hubiera pasado si a Isaac Newton,  Florence Nightingale o al mismísimo Pablo Neruda, se les hubiera dicho ese ¡No!? El mundo está lleno de pequeños genios, escondidos dentro de sus rincones de soledad e incomprensión, se pasa por alto todo aquello que los caracteriza, que los deja ser libres, su imaginación es un cuerpo que puede ir más allá, su imaginación no está en su cabeza, él mismo como ser independiente está hecho a partir de la creación divina, de la unión de dos seres ya contaminados, pero que en la esencia pura también fueron como él, es su organismo el que le permite caminar, ver todo lo que lo rodea, lo llena de sensaciones, de emociones, no interesan guerras, no interesa el odio ni quien es el mejor, solo interesa descubrir.
Siempre se mira en menos las capacidades de los niños, siempre sus opiniones son calladas y muchas veces son tomadas como algo anecdótico y poco irrelevante, inmediatamente se les da conocimientos acerca de lo bueno y lo malo, pero ¿Qué es bueno?¿Qué es malo para ellos?. No se les permite jugar, no se les permite crecer, no se les permite tener una mutación cultural, se les cría con ciertos paradigmas, que al final de cuenta solo se vuelve un círculo vicioso, si todos saltan al precipicio, ellos también deberán hacerlo, cuando lo que realmente importante es dejarlos volar.  

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