Signos Bifrontes

Dice Rama, Las ciudades despliegan suntuosamente un lenguaje mediante dos redes diferentes y superpuestas: la física que el visitante común recorre hasta perderse en su multiplicidad y fragmentación, y la simbólica que la ordena y la interpreta, aunque solo para aquellos espíritus afines capaces de leer como significaciones los que no son nada más que significantes sensibles para los demás, y merced a esa lectura reconstruir su orden. Hay un laberinto de las calles y un laberinto de los signos. En ambos sentidos la ciudad desarrolla -y reproduce- una gramática: "toda ciudad puede parecernos un discurso que articula plurales signos-bifrontes de acuerdo a leyes que evocan las gramaticales".



(Ángel Rama, La Ciudad Letrada, Ed. Siglo XXI, 2003)

martes, 15 de mayo de 2012

Bonsai


Mizraim Bravo
    
                                                                                                                                                                                                                    
        

           Otorgándole  relevancia a la mínima, ínfima, ridícula partícula del todo. Aglomerando cosmogónicamente o revelándose sobre tu muñeca  en cada hebra de  sangre. Si el florete de Laertes a envenenado toda noche quisiera que cada partícula, estrofa, partitura, abstracta belleza me compusiera ,  no como un muro o golem cabalístico si no como una sencilla, leve, invisible sabiduría, así cabria en la séptima parte de la séptima hoja que se ha reposado en tu séptima palma.
Tal vez la letra de Whitman o Hölderlin, el teatro de Beckett o el ascetismo de Fray Luis de León,  la eléctrica resta del haiku  y la tendencia paralela de los megalitos paleolíticos en su vigilia, sea el dramático fundamento del génesis universal. Es claramente, ya lo se, imposible conjeturar mas allá de las abstracciones  neoplatónicas pero ¿acaso Pinter no resumió la condición histórica del pueblo judío al enajenamiento de un escenario? y ¿la 9ª sinfonía de Gustav Mahler la creación del mundo desde la Torá?. Es delicadísimo arte el bonsái, envejecer, empequeñecer, perder, podar, regar sobre todo tan apacible quehacer poético; tal como las jarchas o los pequeños cantos de los goliardos y el yo del lazarillo de Tormes reflejando miméticamente la condición político-social de la España arabizada, el hedonismo en el clero, el antropocentrismo renacentista del siglo XVl. Ápices etnológicos, arquetipos antiquísimos verme en una cueva y solo poder calcar  espirales en una gruta en Galicia.
No sé, que se yo, mirándome el cielo y yo siendo tan exiguo pero inevitable, no parte de un ente superior (en esto difiero con Plotino) si no como un grafiti ignorado en la esquina. Me basta a mi con las migajas en el camino por que sé que pan no habrá ni mucho menos camino, aun le puedo sacar música a las piedras y tiritar con la caligrafía china o la hueca sombra de un logro, llenar cada insondable minuto con la sonrisa de…tu puerta, una gigantesca, que como a Virgilio me guía y no me deja los dedos sin estrellas, resúmenes que me palpitan.


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