Signos Bifrontes

Dice Rama, Las ciudades despliegan suntuosamente un lenguaje mediante dos redes diferentes y superpuestas: la física que el visitante común recorre hasta perderse en su multiplicidad y fragmentación, y la simbólica que la ordena y la interpreta, aunque solo para aquellos espíritus afines capaces de leer como significaciones los que no son nada más que significantes sensibles para los demás, y merced a esa lectura reconstruir su orden. Hay un laberinto de las calles y un laberinto de los signos. En ambos sentidos la ciudad desarrolla -y reproduce- una gramática: "toda ciudad puede parecernos un discurso que articula plurales signos-bifrontes de acuerdo a leyes que evocan las gramaticales".



(Ángel Rama, La Ciudad Letrada, Ed. Siglo XXI, 2003)

martes, 10 de abril de 2012

Vida enlatada


Romina Pintos

Contra todos los importadores de conciencia enlatada.
La existencia palpable de la vida
Manifiesto Antropófago, Oswald de Andrade 


         Corrompida por las mentiras que en la tele promulgan. Abastecimiento vacío de la sociedad que nos obliga a ser lo que ella quiere, caminando por el sendero que más conviene a los ricos. Un movimiento social que no existe y un intento fallido de Democracia. Dicen que las cosas se hacen “así” o “asá” y tenemos que hacer caso, “es lo correcto” “es el bien”, se escucha al unísono en las calles desiertas de una ciudad en decadencia. Yo me pregunto ¿Qué es bueno? ¿Qué es malo?, nadie responde, porque es tan subjetiva la respuesta como objetiva la vida que vivimos, de la nada alguien grita “Dios es bueno”, entonces pregunto ¿Quién es Dios?, nuevamente todo calla y ya no hay respuesta.
            Frente a un sinfín de preguntas, que nos hacemos en el día a día, está nuestro sentir, nuestras ganas de tener una existencia que nos diga algo más que “morirás y no quedará de ti más que el polvo”, están las ansias de vivir algo más que un momento efímero, algo que nos haga apreciar la libertad que escasamente tenemos, y dé cuenta que no concebimos una existencia enlatada en un cuerpo que brevemente nos deja caminar, que después de un corto lapso de tiempo nos invita a perecer en el mismo anonimato en el que nacimos.
            Existencialismo, puro e innato, algo que va con el ser humano que lo hace notar a medida que vamos creciendo, que nos vamos conociendo unos a otros. Una profunda conciencia del «yo» que nos vuelve egoístas, ególatras.
             Al final no tenemos más que una «Vida enlatada».

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