Signos Bifrontes

Dice Rama, Las ciudades despliegan suntuosamente un lenguaje mediante dos redes diferentes y superpuestas: la física que el visitante común recorre hasta perderse en su multiplicidad y fragmentación, y la simbólica que la ordena y la interpreta, aunque solo para aquellos espíritus afines capaces de leer como significaciones los que no son nada más que significantes sensibles para los demás, y merced a esa lectura reconstruir su orden. Hay un laberinto de las calles y un laberinto de los signos. En ambos sentidos la ciudad desarrolla -y reproduce- una gramática: "toda ciudad puede parecernos un discurso que articula plurales signos-bifrontes de acuerdo a leyes que evocan las gramaticales".



(Ángel Rama, La Ciudad Letrada, Ed. Siglo XXI, 2003)

lunes, 9 de abril de 2012

A la capital

Daniela Pérez


Nos vamos como los ríos al mar.
Salimos del cascarón con lágrimas en los ojos,
buscando el sueño perdido entre la tierra fértil.
La puerta angosta se nos abre para entrar,
al camino ancho donde no sabes si volverás.

Antes de marchar el cielo se viste de luto,
la ansiedad y el miedo hablan a escondidas,
y las flores al son del viento nos dicen adiós.
Las nubes no se contienen y lloran, y un
lóbrego silencio nos cierra la boca.

Existe una esperanza de un futuro prometedor
al extremo donde se respira azufre y se
camina entre  llamas consumidoras,
el cielo acá no viste de luto, viste de gala
corbata de ceda pero zapatos sucios.

La rutina canta feliz por las calles, hasta que
el interés y la vergüenza nos miran y la callan.
Se dan cuenta que no somos iguales, se dan
cuenta que emanamos el aire del campo.
En el aire flota un insoportable olor de recuerdos

A duras penas sobrevivimos en la película de
nuestras vidas, jugando con el dado del destino.
Pero así nos vamos, así me fui…
Y en el pueblo de San Vicente de Tagua Tagua.
A florecido una cala negra en mi jardín.


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