Signos Bifrontes

Dice Rama, Las ciudades despliegan suntuosamente un lenguaje mediante dos redes diferentes y superpuestas: la física que el visitante común recorre hasta perderse en su multiplicidad y fragmentación, y la simbólica que la ordena y la interpreta, aunque solo para aquellos espíritus afines capaces de leer como significaciones los que no son nada más que significantes sensibles para los demás, y merced a esa lectura reconstruir su orden. Hay un laberinto de las calles y un laberinto de los signos. En ambos sentidos la ciudad desarrolla -y reproduce- una gramática: "toda ciudad puede parecernos un discurso que articula plurales signos-bifrontes de acuerdo a leyes que evocan las gramaticales".



(Ángel Rama, La Ciudad Letrada, Ed. Siglo XXI, 2003)

domingo, 29 de abril de 2012

Libertad


Andrea Órdenes

 Acostada se encontraba en su habitación entre melodías, humo de cigarrillo y paredes pálidas estaba Amanda, pequeña mujer adolescente de dieciocho años interesada  en lecturas de autores anárquicos. Leyendo con poca concentración un libro de Historia universal se afilian a su mente pensamientos continuos, turbios, desordenados, problemáticos y confusos se enroscaban en  su mente, cada minuto que pasaba del reloj más y más se volvía una evocación a lo vivido, perdida mirando el interior de las paredes se acuerda de claveles, claveles en su alma que la amenazaban y torturaban, claveles negros, recuerdos de claveles  que en uno de ellos representaba a Manuel, muchacho unos años mayor que ella, conocido y amigo de varios años, en el cual se convirtió en su fiel compañero, cómplice y amante, dueño de su castidad, pureza e inocencia, entre lágrimas perdidas vuelve a recordar su pequeña historia de tres años vividos junto a él, recuerda cuando era una niña, una quinceañera que encontró a un compañero, un compañero que se convirtió en su prioridad, Amanda se encontraba feliz, enamorada, asfixiada de cariño de él, llenaba su corazón de colores, la piel le afloraba olor a vainilla, a miel, a lo dulce, a lo fresco, imanaba felicidad, los ojos tenían ese brillo, ese brillo que difunde bienestar, tranquilidad, paz, con ese sentimiento inexplicable, un poco incontrolable de poder dejar de sentir, entre comidas, fiestas familiares y rencuentros  con demás gente se paso el  segundo año de unión, con el tiempo recorrido Manuel tuvo una alteración en su comportamiento  sus celos hacía toda persona empezó a encerrar a el pájaro libre que tenía Amanda en su alma, cortando de a pocos sus alas empezó a encerrarla en una jaulita, su amor enfermizo hizo llorar a el cielo, lo nublo, tapo el sol que hacía crecer las flores, se comenzaba a marchitar el jardín, de lo que era primavera se convertía en un paraíso que pasaba al infierno, el respeto se apresuraba a convertirse en recelo.
Manuel se centra en un joven que miraba a Amanda en un evento, le pregunta que ¿Quién era? Con desespero, con angustia, con enojo, con un tono de voz elevado, preguntaba  Que Por qué la miraba, Amanda no entendía la situación, la mente de Manuel se empezó a desesperar la sangre se hervía, los latidos del corazón se convertían casi en ataques cardiacos, su mirada demostraba ira, cólera, una irritación que demostraba en cada respiro que daba, en cada movimiento,  Amanda trata de calmar a Manuel, la situación se hace incontrolable lo detiene pero Manuel se dirige a él se produce una discusión, entre la ida de Manuel hacia el muchacho, ella se comienza a retirar del lugar nerviosa, apresurada, algo confusa, con miedo a las reacciones de su compañero. Manuel le comienza a gritar que no se marchara que se quedara para asumir una deslealtad de parte de ella que nunca cometió, una acusación de algo que no existía, pero Amanda prosigue en ida, mientras Manuel era detenido por una turba de gente que le pedía que se calmara se desesperaba buscando a Amanda que se perdía en el camino, Amanda logra salir del lugar el portero del evento le dice que se vaya rápido que él detendría a Manuel para que no saliera, que se apresurara, que se fuera, que desapareciera. Amanda se va, camina rápido en su mente se mezclaban pensamientos de decepción, sus manos sudaban, el corazón se le aceleraba de miedo, los ojos se cristalizaban cuando empieza a oír de lejos una voz de enojo, de poco respeto, Manuel pudo salir venía tras ella, venia a ella con su vista ciega, con su desquite, con su ira, con su enojo, con sus frustraciones todo para ella, Amanda se apresura por más que sus pasos la ayudaban con la velocidad, Manuel logra alcanzarla, pero los brazos de Amanda se convierten débiles para su defensa, sus fuerzas no son más que una desnutrición, siente y recuerda empujones, gritos, insultos y golpes, en ese momento Amanda queda inmóvil su mente borra todo lo exterior, no ve ya a la gente que había y miraba paralizada, no siente los autos ni la música del evento , solo se centra en la ciega mirada de él y se pregunta que con quien había estado todo ese tiempo, quien era ese hombre que dejaba de un color diferente sus brazos, pero en ese mismo instante Manuel le abrió las puertas de la jaula, le devolvió las alas a Amanda, y  logró cambiar su nombre por Libertad.

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