Signos Bifrontes

Dice Rama, Las ciudades despliegan suntuosamente un lenguaje mediante dos redes diferentes y superpuestas: la física que el visitante común recorre hasta perderse en su multiplicidad y fragmentación, y la simbólica que la ordena y la interpreta, aunque solo para aquellos espíritus afines capaces de leer como significaciones los que no son nada más que significantes sensibles para los demás, y merced a esa lectura reconstruir su orden. Hay un laberinto de las calles y un laberinto de los signos. En ambos sentidos la ciudad desarrolla -y reproduce- una gramática: "toda ciudad puede parecernos un discurso que articula plurales signos-bifrontes de acuerdo a leyes que evocan las gramaticales".



(Ángel Rama, La Ciudad Letrada, Ed. Siglo XXI, 2003)

martes, 10 de abril de 2012

Levanta el vuelo


 Maira Jaramillo


   Hay gente que se cruza en nuestros caminos para dejarnos marcados, algunos para bien y otros para mal. Hay quienes nos dejan lecciones de vida eternas, que nos servirán hasta nuestro último día de vida. Están aquellas personas que nos enseñan a amar, que nos enseñan a ser personas de verdad, a ser gente de bien, a ir por un buen camino siempre, a crecer con las cosas malas y a seguir siempre adelante. Es así como las personas más importantes después de la familia, son los profesores, sí, aquellos que pasan la mayoría de las horas con los alumnos en una sala de clase, compartiendo experiencia, entregando conocimientos, valores, alimentando a los pequeños día a día y formándolos para un futuro próximo.

   Tengo el gusto de poder decir que duramente mi enseñanza tuve dos grandes profesores de Lenguaje y Comunicación, quienes influyeron notablemente en mi decisión de estudiar esta hermosa carrera, como lo es la pedagogía en lengua castellana. Ellos sin darse cuenta, sin pensarlo, fueron formando en mi un pensamiento más allá de la razón, yo los veía llegar día a día, con una sonrisa en la cara, con unas energías únicas, que nunca había visto en otros profesores, llegaban con unas ganas de enseñar, y también de ayudarnos a construirnos a nosotros mismos. A partir de ellos comencé a cuestionarme qué habrá sido lo que los gatilló a ser profesores, a tal punto que un día me acerqué a mi profesora y le pregunté, ¿por qué razón estaba ahí?, siendo nuestra maestra, teniendo muchas responsabilidades en su espalda, cargando con niños con tantos problemas de aprendizaje y comportamiento, pasando muchas veces rabias y disgustos, teniendo que aceptar muchas veces faltas de respeto e insolencias, tragándose a veces criticas negativas y malos tratos de los demás colegas u autoridades, le pregunté por qué había decidido ser profesora. Y ella me respondió:
   “Porque no hay nada más hermoso que ver crecer a niños  transformándose en personas de bien, las responsabilidades nos hacen más grandes, son de grandes, y son desafíos personales, son de cada uno, son superables, un niño con problemas de aprendizaje es mi prueba más grande, ayudar a superarlo, a desarrollar sus habilidades, los niños no nacen sabiendo como comportarse, la familia y nosotros los ayudamos, las rabias y los disgustos no son nada al lado de los resultados que muchas veces logro ver, al lado del crecimiento de cada uno de ustedes. Puedo pasar malos momentos, tragarme malas palabras que muchas veces me dicen, pero lo hago por el amor hacía los alumnos, por el amor que ellos también me dan, hacen que me sienta viva, que me sienta útil, me hacen sentir que existo por una buena razón.”

   Fue ahí entonces que todo para mí cambió y vi esta carrera no como una carrera más simplemente, la vi como mi vida en un minuto, me imaginé una sala llena de niños, desordenados, tranquilos, llenos de ganas de aprender, otros con sueño, me imaginé una niña triste, también un niño que lo único que desea es leer, alumnos siguiendo letras, persiguiendo sueños, buscando el lenguaje, intentando comunicarse, tratando de vivir.  

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