Francisco Jiménez
Existen muchas leyendas acerca del
dorado, se dice que en cierto lugar del planeta se esconde una verdad que poco
a poco será revelada, pero esta no es leyenda, pues es una realidad neta y muy
aberrante, por así decirlo, principalmente de un lugar en especial; la cuna de
una de las mayores religiones del mundo, el Vaticano, que quizás sea esta la
verdadera leyenda jamás encontrada del dorado.
En el estado del Vaticano, actual
seno de la religión católica, existe una enormidad de elementos que fueron
forjados completamente de oro, ya sea báculos, anillos, copas e incluso un gran
sillón de varias toneladas de oro puro, que son utilizados simplemente para
lucir de mejor forma, sabiendo que los mismos ministros de este estado son
quienes se encargan de dar cátedra a las demás personas de no ser codiciosos, y
también de predicar el evangelio, hacer que los devotos cumplan los
mandamientos y por sobre todo servir, es en este caso donde entra un tema de
gran contingencia mundial: la desigualdad social.
En el continente africano es donde la
gente más sufre por la desigualdad, mientras que en ciertos territorios, sobre
todo en el mencionado anteriormente, gozan de lujos y ciertas comodidades, que
los africanos darían la vida para que las generaciones futuras no pasen por lo
que están pasando ahora. Con todos los objetos de oro que están ubicados en el
Vaticano se puede terminar completamente con el hambre de los africanos, más
aún, solo con el fabuloso trono de oro del Papa estaría solucionada la pobreza
de los países del continente afectado. Es por esto que el dorado ya no sería
una leyenda ni un mito, sino que la más cruda realidad actual.
El camino hacia el dorado se ha
descifrado al fin, es desde África hasta Roma, precisamente en el Vaticano, es por
esto que no solo con sermones terminarán con el hambre, hay que hacer acciones
concretas y despojarse de lo innecesario de una vez por todas y no hacer
acciones vanas.
Como bien dice Nietzsche en una de sus tantas
citas, “La iglesia es la máxima imaginable de todas las corrupciones”. Esta
cita demuestra la verdadera historia que se está dando a conocer sigilosamente y
que terminará para el bien de todos y no para el bien de solo unos pocos y su
incondicional comodidad de todos los días, contrastada por la dureza de la
pobreza que le ha tocado vivir a mucha gente de África y de otros lugares del
mundo.
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