Signos Bifrontes

Dice Rama, Las ciudades despliegan suntuosamente un lenguaje mediante dos redes diferentes y superpuestas: la física que el visitante común recorre hasta perderse en su multiplicidad y fragmentación, y la simbólica que la ordena y la interpreta, aunque solo para aquellos espíritus afines capaces de leer como significaciones los que no son nada más que significantes sensibles para los demás, y merced a esa lectura reconstruir su orden. Hay un laberinto de las calles y un laberinto de los signos. En ambos sentidos la ciudad desarrolla -y reproduce- una gramática: "toda ciudad puede parecernos un discurso que articula plurales signos-bifrontes de acuerdo a leyes que evocan las gramaticales".



(Ángel Rama, La Ciudad Letrada, Ed. Siglo XXI, 2003)

martes, 10 de abril de 2012

La acusación de Dreyfus, la mentira que oscureció la Francia del siglo XIX



«Yo acuso; Émile Zola»
Romina Pintos

         Presentar una acusación, en la época en la que se ha escrito, no es fácil, menos exponer de manera tan clara lo turbio que hay dentro de un sistema con tanto poder como lo fue el Ministerio de Guerra, dejar a simple vista de la autoridad máxima las mentiras y la suciedad de su propio magistrado, no es, de hecho, posible hacer; a menos que tuviese  pleno conocimiento de lo que ocurre.
            Contra todo lo que pudiese ocurrir, Émile Zola dejó clara la situación, plenamente consciente que podría ser acusado de traición y conspiración (así lo dejó plasmado en la carta), y ésta se la dejó nada más y nada menos que al presidente de la época.
            En cuanto a la lectura generalizada, creo necesaria una leída complementaria que nos permita comprender mejor el contexto bajo el cual se desarrollaron los acontecimientos planteados, implícita y explícitamente, en el texto. Por lo demás, la carta tiene una presentación impecable, utilizando las palabras adecuadas para la entidad a la que está dirigida, mencionando claramente el fin de tal escrito.
            Resulta bastante fácil comprender que tras las palabras de quien escribió la carta, se desata un hilo revolucionario y hambriento de verdades. Así mismo es posible dar cuenta de la situación que estaría viviendo Francia.
            Podría irme más allá de la carta y empezar a criticar la corrupción que se vivía en Francia, pero no creo que pueda venir al caso; en todo asunto y en pocas palabras, según  mi manera de verlo, es un texto corto pero con gran contenido histórico que no puede faltar en la colección de cualquier amante de la historia y la literatura.

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