Felipe Irigoyen
Yo estoy aquí, pero ¿Por qué? ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué debo hacer? A
donde sea que miro no logro ver nada más que odio, conflictos y repudio… Esto
es algo sin sentido, vacío.
Esto no va cambiar nunca. Solo tendrá fin hasta que la vida decida
terminar con ese inútil contrato que a todos nos obliga a firmar, sin
excepciones. ¿Por qué? ¡Da igual! A nadie le importa y a nadie le importará.
Solo sigamos mirándonos las caras con ese maldito puñal en mano. Así es
humanidad, es tu triste realidad.
¡Estoy harto! Harto de verte. Harto
de escucharlos. De saber que es un vil papel el que maneja nuestras
vidas… Esos golpes ¿Es su amor?... ¿Por qué están juntos? ¿Por qué perdieron su
tiempo en un matrimonio? ¿Por qué son mentirosos consigo mismos?... ¿Para qué hacen
que me ilusione con su idea de “pareja”? Todo es mentira, absolutamente todo.
¿Para qué?...
¿Por qué?...
¿Para qué sigo con esto? Estas
mismas sensaciones negativas ¿De que servirán? ¿Para que me sigo encadenando?
Detente… escucha lo que piensas un segundo.
Deja de escupir palabras sin sentido. Solo caes en la misma bazofia que tanto
odias… incluso estás más bajo.
“¿Por qué?”… Qué gracioso. Solo
necesitaba un “para que”. Necesitaba un objetivo, un futuro, y no encerrarme en
describir el hecho. Alojarme en el “para” y no en un “por” eterno y sin salida.
Mi “para que” será crecer. Separarme de toda esta suciedad que solo me
ata. No ser más una simple piedra, que espera ser usada en una construcción
maliciosa. ¿Para qué someterme a esta guerra que solo me consume? Gastaré mi
fuerza en comprender y cambiar, no solo en entender.
Nadaré contra la corriente buscando esos “para que” en medio de la crisis
y ahí actuaré. ¿Para qué? Para que esta gran masa gris llamada humanidad tenga
forma y color. Para eso yo estoy aquí y
eso decidí creer. No detenerme solo a pensar que nuestra vida ya esta escrita
por algo o alguien superior. Cambiaré a mi antojo el final de mi guión: mover
las piezas de mi tablero de ajedrez con mucha cautela. Ya perdí varias con
jugadas inútiles y descuidadas.
Así percibo la vida. Un juego donde las oportunidades no se regalan,
se persiguen. Donde nuestra partida se ve obstruida con nuestras propias
piezas.
Esta es mi vida, mi juego. Único.
Especial. Tuve la suerte de que nunca hubo peones que estorbaron…
No… Solo miento. No puedo negar. Alguna vez los tuve, pero terminé por
odiarlos y eliminarlos. Peones por los que en algún momento sentí aprecio y lo
sigo sintiendo. Mis queridos peones, que sería de mí sin escoria tan simple
como ustedes.
Esta es mi decisión, y para eso sé que estoy aquí, tal vez sea tu
subconsciente, razonando. Firme ante la adversidad y esperando no ceder tan
fácil. Yo, solo, no puedo lograr que este ideal tenga brillo propio. Y, que dices
¿estás conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario