Signos Bifrontes

Dice Rama, Las ciudades despliegan suntuosamente un lenguaje mediante dos redes diferentes y superpuestas: la física que el visitante común recorre hasta perderse en su multiplicidad y fragmentación, y la simbólica que la ordena y la interpreta, aunque solo para aquellos espíritus afines capaces de leer como significaciones los que no son nada más que significantes sensibles para los demás, y merced a esa lectura reconstruir su orden. Hay un laberinto de las calles y un laberinto de los signos. En ambos sentidos la ciudad desarrolla -y reproduce- una gramática: "toda ciudad puede parecernos un discurso que articula plurales signos-bifrontes de acuerdo a leyes que evocan las gramaticales".



(Ángel Rama, La Ciudad Letrada, Ed. Siglo XXI, 2003)

martes, 5 de junio de 2012

Un mundo sin mundo


Francisco Jiménez

Todo ser creado en un ambiente cercado, con barreras (las que sean), no puede demostrar en su amplitud el mensaje que realmente quiere dar a conocer, pues es muy diferente plasmar una careta en un paisaje natural que en uno creado o intervenido como dentro de una casa; esta última es un parapeto que impide reflejar sus características con las que fue pensado para que manifestara.
Las rayas que se trazan en un cuadernillo de dibujo son totalmente opuestas a las que quedarán plasmadas para siempre en la plantilla, pero es en donde podemos comenzar a desarrollar la historia con la que más adelante se reconocerá, es aquí donde entran en juego las imponentes ideas de la expositora Jennifer Cano, que nos da un pie de mundo libre. Sin embargo, a simple vista pareciera que hay dos personas encerradas por líneas circulares, sin hacernos pensar en el momento que la realidad no es esa, pues esos entes están en perfecta armonía con animales que aparecen tras ser estudiados minuciosamente por medio de un filtro, nada más y nada menos que una escueta lupa.
Luego de analizar y dejarse llevar por la trama, se puede ver la perfecta descripción de esta armonía entre animales y la figura humana. También se puede vislumbrar un entrelazado perfecto con las piezas de reloj existentes en el dibujo, que insinúan ese equilibrio del que es capaz de darle el autor a su obra y lo que se quiere logar aquí es una suerte de ilusión, ya que lo primero que vemos es un encierro, pero a medida que se descifran las figuras una por una y luego todas en conjunto se ve una completa historia detrás de esas formas.
Por lo que se observa en las obras de Cano, se puede decir que posee un neto afán por la fraternidad de tiempo y espacio, el tiempo se da en las piezas de reloj que forman el sistema de encarcelamiento para aquella persona del cuadro, y el espacio se ve en la buena distribución de los elementos para generar un verdadero sistema, al igual como lo hacen  las piezas en conjunto para formar un reloj en el cual poder ver la hora; pero en este caso lograr ver la trama o historia que desee expresar la autora.
Finalmente decir que esas mismas piezas que se ven que provocan esa visión de reclusión o encarcelamiento, son las que darán salida de ese encierro a los personajes presentes en la obra, simplemente es “un mundo sin mundo”, (sería lo mismo que decir que posea un fin sin una finalidad), pero con un contexto en el que la relación mutua de elementos existentes son los que nos juegan una mala pasada, pues nos alteran el tema de la historia de forma individual, pero juntos nos meten dentro de esta y nos hacen ver la verdadera intención que quiere comunicarnos la autora a través de ellos.

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