Francisco Jiménez
Siempre que ocurren eventos indeseados, se trata de minimizar
u ocultar las acciones que se llevan a cabo en ese momento y a lo largo de
mucho tiempo; este es el caso de las violaciones a los derechos humanos
causadas aquí en Chile por el régimen militar de Augusto Pinochet, que negó por
muchos años su participación en muchas de las muertes, ejecuciones y torturas de
personas que pensaban distinto a lo que él deseaba imponer para derrocar el
inoportuno gobierno comunista de Salvador Allende.
En el año
2007 se plantea construir un memorial que muestre al mundo, esclarezca en gran parte
la verdad que se ocultó durante el régimen militar y todos sus respectivos
acontecimientos. Esta construcción debería estar acorde a la población, urbana
en este caso y además a las generaciones venideras, (de aquí su diseño), para
que se valgan de este verdadero museo al dar sus argumentos y opiniones en
favor o en contra de lo que sabían hasta ese minuto y puedan así hacer su
propio veredicto de este pasado hecho; que posiblemente pueda ser en favor de
la verdad. Sin embargo las raíces y formación de la persona juegan un papel muy
importante a la hora de hacer juicio.
La principal
discusión se ha de forjar de acuerdo al punto de vista de este asunto, ya que
una persona derechista no tendrá la misma noción de los hechos que una persona
de izquierda, más aún, que sea comunista y quizá vivió en carne propia la
crudeza de los actos cometidos.
Uno de los puntos importantes es el agua que rodea esta construcción, que
representa la armonía, ese sentimiento de tranquilidad de después de una gran y
dura batalla, en este caso el enfrentamiento fue sobre ideales no compartidos,
con muertes de por medio para dar fin a este problema y hacer que las personas
supieran de lo que eran capaces los militares al momento de atenuar a los supuestos sublevados o
traicioneros de la patria como se decía en ese entonces. También es espacioso para dar entrada a la luz
de las transparencias de la muralla, luz de esperanza que se acoge a los nuevos
tiempos.
Cabe recalcar la altura de esta construcción, que realza la belleza y esplendor
de un verdadero monumento en honor no al dolor de las personas, sino que a la
dignidad y consuelo de estas mismas.
Este museo es y será un ícono de la constante
búsqueda de la Verdad y defensor de
los Derechos Humanos.
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