Katherine Vidal
Naciste
emprendiendo un viaje sin destino, sin retorno, solo tenías un objetivo y era
vivir sin saber lo que significaba y a quien pertenecerías, y pensaste si sería
largo el viaje. Creciste viendo las
estrellas en el cielo, viendo el pasto juntamente con la tierra, dibujaste en
las paredes las obras de artes más maravillosas y abstractas, ya que todas
tenían un estilo particular, único y original, no existía la copia ya que era
imposible volver a repetir lo mismo, la creación e innovación eran parte de ti
y sonreías siempre iluminando el rededor. Soñaste con lo inalcanzable y lo
fuiste todo, todo lo cumpliste, todo lo creaste
e increíblemente nada era impedimento, no conocías el miedo y el “no
puedo”; paso el tiempo y en el transcurso del viaje te diste cuenta que tu
madera era similar a las otras y pensaste que ya no eras único y que otros eran
mejores que tú y conociste el “no puedo”, llegaste muchas veces pensando que la
creación e innovación nunca las tuviste en tu madera y llego el olvido, y
dijiste: ¿Cuándo termina el viaje?.
Anduviste
lejos en muchos caminos los cuales te hicieron pensar qué clase de madera eras,
de clase de tronco vendrías y que tan fuerte eras, y dijiste: ¿Qué vendrá
ahora?, mas te sorprendiste al divisar al viejo sauce al cual nunca le prestaste atención en tus primeros años de
andante; viste que era un árbol grande, frondoso y muy particular, era único y
original, vivía por largos años y su tronco era grande y ancho, sus raíces eran
enormes y pensaste en tu familia y te preguntaste: ¿Por qué estoy tan lejos de
ellos?, te levantaste y miraste el cielo, divisaste una vez más aquellas
estrellas que hace tiempo ya no mirabas, pensaste que al pasar el tiempo jamás
respondiste los mensajes de tu familia ni las cartas que enviaron, subiste a tu
cuarto y comenzaste a escribir y comenzaste diciendo:
Querido viejo
sauce, he querido decirte tantas cosas y pedirte muchas otras más hoy he
comprendido que todos nosotros formamos un manojo de madera que no podrá
romperse, que jamás será igual al otro, aunque lo parezca a primeras
apariencias no somos iguales, formamos un gran manojo que en su antigüedad
formo parte de un tronco más grande, quizás un sauce o tal vez un roble o
porque no decirlo de una madera nunca conocida, pero fue necesario que esta
vara saliera del manojo buscando nuevos horizontes y con ganas de crear un
nuevo manojo que acompañe al que ustedes han creado; es por ello que hoy más
que nunca deseo ver la madera de la cual crecí y nací… llevaré con migo mi propio
manojo que comenzó siendo una pequeña vara en este mundo lleno de maderas.
Se despide con amor.
Tu pequeña
varilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario