". . .Y aunque no me conviden los pájaros a la enramada,
al cielo o al océano, a su conversación, a su banquete,
yo me invito a mi mismo y los asecho, sin prejuicio ninguno"
Producción de textos, estudiantes de pedagogía en castellano de la Universidad de Las Américas
Dice Rama, Las ciudades despliegan suntuosamente un lenguaje mediante dos redes diferentes y superpuestas: la física que el visitante común recorre hasta perderse en su multiplicidad y fragmentación, y la simbólica que la ordena y la interpreta, aunque solo para aquellos espíritus afines capaces de leer como significaciones los que no son nada más que significantes sensibles para los demás, y merced a esa lectura reconstruir su orden. Hay un laberinto de las calles y un laberinto de los signos. En ambos sentidos la ciudad desarrolla -y reproduce- una gramática: "toda ciudad puede parecernos un discurso que articula plurales signos-bifrontes de acuerdo a leyes que evocan las gramaticales".
(Ángel Rama, La Ciudad Letrada, Ed. Siglo XXI, 2003)
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